
“PERRO QUE LADRA, SÍ MUERDE”
En este Día Mundial de Prevención del suicidio, te invito a leer y reflexionar sobre este tema, con este artículo escrito por la tanatóloga Claudia Villarreal:
Hoy es muy valioso y necesario hablar de este tema con las familias, especialmente con hijos adolescentes, ya que esto puede salvar vidas.
Aquí te comparto algunas recomendaciones clave que los expertos sugieren para prevenir el suicidio en adolescentes:
1. Escuchar sin juzgar: esto significa estar disponibles emocionalmente para el joven en un dialogo para que cuando nos cuente su sentir, validar, creer en lo que está sintiendo y no negarlo ni minimizar sus emociones ni hacer menos lo que sienten. Generalmente se dice: “No exageres, no es para tanto, no me importa tu sentir”. Evitar frases como “eso no es para tanto” o “ya se te pasará”.
2. Hablar abiertamente sobre salud mental y los pensamientos que se pueden sentir para pensar en el suicidio; esto es para romper el tabú: hablar del suicidio no lo provoca, al contrario, puede aliviar la carga emocional. Preguntar directamente si el joven ha pensado en hacerse daño no es peligroso, es una forma de mostrar preocupación genuina.
3. Estar atentos a señales de alerta y para ello quiero comentarte cuales son aquellos síntomas que puede presentar el joven y al identificarlo hay que llevarlo con el psicólogo o un psiquiatra. El primer medico con el que podemos platicar puede ser el psicólogo de su escuela para que nos de mayor orientación. Hay que poner atención a los cambios que nos pueden decir que algo le pasa a nuestro joven, y ellos son cambios bruscos en el comportamiento como enojo, irritabilidad, aislamiento, pérdida de interés, insomnio o exceso de sueño. Darles mucha importancia a comentarios como “ya no quiero estar aquí” o “sería mejor si no existiera”.
4. Fortalecer los factores protectores para que el joven se sienta respetado, amado y aceptado apresar de lo que esta sintiendo y del porque su comportamiento ha cambiado tanto, ellos son: Fomentar relaciones familiares positivas; promover actividades extracurriculares, deportivas o artísticas y enseñar habilidades para resolver problemas y aprender poco a poco a manejar el estrés.
5. Buscar ayuda profesional a tiempo. Es muy importante la PREVENCION y esto es actuar de inmediato, no esperar a que la situación se agrave y contactar a psicólogos, orientadores escolares o líneas de ayuda especializadas.
A manera de apoyo e información para hacer psicopedagogía del tema quiero proponerles Frases que pueden ayudar a abrir el diálogo con los jóvenes que es muy común que se muestren callados y sin ganas de hablar:
“Estoy aquí para ti, sin importar lo que estés sintiendo.”
“No estás solo/a. Podemos buscar ayuda juntos.”
“Tu vida es valiosa. Lo que sientes ahora no define tu futuro.”
Los mismos jóvenes, los hermanos de estos jóvenes y los padres de estos chicos podemos Ayudarles, ya sea a un amigo o a una persona en crisis emocional o con pensamientos suicidas puede marcar una gran diferencia.
¿Cómo le ayudar a un amigo en crisis o con estas ideas que se presentan para no sufrir y querer morir?
1. Escucha con atención y sin juzgar
Dale espacio para hablar.
Evita minimizar lo que siente (“no es para tanto”).
Usa frases como: “Estoy aquí para ti”, “Lo que sientes es válido”
2. Toma en serio cualquier señal de alerta
Si menciona que quiere morir, no lo ignores.
Pregunta directamente: “¿Has pensado en hacerte daño?” (esto no lo incita, al contrario, puede salvarle la vida)
3. No lo dejes solo si está en peligro
Quédate con él o busca a alguien de confianza que pueda hacerlo.
Si hay riesgo inmediato, llama a emergencias o a una línea de ayuda.
4. Ayúdale a buscar apoyo profesional
Ofrece acompañarlo a hablar con un psicólogo, orientador escolar o médico.
Puedes decir: “¿Te gustaría que te ayude a encontrar a alguien que pueda ayudarte?”
5. Evita prometer confidencialidad absoluta
Si está en peligro, es necesario contarle a un adulto responsable.
Puedes decir: “Me importa tu bienestar, y necesito buscar ayuda para que estés seguro/a.”
6. Mantente presente
Escríbele, invítalo a salir, hazle saber que no está solo.
A veces, solo saber que alguien se preocupa puede ser un gran alivio.
Los motivos por los que un adolescente puede llegar a pensar en quitarse la vida son múltiples y complejos. Aquí te comparto los más relevantes, agrupados por categorías:
Motivos psicológicos
Depresión: Es el factor más común. El adolescente puede sentirse vacío, sin esperanza, sin energía ni motivación.
Ansiedad extrema: Miedo constante, ataques de pánico, sensación de estar abrumado.
Trastornos de personalidad o bipolaridad: Cambios intensos de ánimo que afectan su percepción de la realidad.
Ideación suicida: Pensamientos recurrentes sobre la muerte como una forma de escapar del dolor emocional.
Motivos emocionales y sociales
Bullying o ciberacoso: Rechazo, humillación o agresión constante por parte de compañeros.
Aislamiento social: Sentirse solo, sin amigos, sin alguien que lo entienda.
Conflictos familiares: Violencia doméstica, falta de comunicación, abandono emocional.
Rupturas amorosas o rechazo social: El dolor por una pérdida afectiva puede parecer insoportable.
Motivos contextuales y ambientales
Presión académica o expectativas altas: Sentirse incapaz de cumplir con lo que se espera de él o ella.
Problemas económicos en casa: Sentirse una carga o vivir en un ambiente de estrés constante.
Exposición a suicidios cercanos: Cuando un amigo, familiar o figura pública se suicida, puede influir en su percepción.
Acceso a medios letales: Tener cerca armas, medicamentos o métodos que faciliten el intento.
Factores biológicos y de salud
Trastornos neurológicos o enfermedades crónicas: Dolor físico constante o limitaciones que afectan su calidad de vida.
Consumo de sustancias: Drogas o alcohol que alteran el juicio y aumentan impulsividad.
Es muy importante recordar que muchos adolescentes no quieren morir, sino lo que quieres es dejar de sufrir. El suicidio puede parecerles la única salida cuando no ven alternativas, no tienen apoyo emocional o no saben cómo pedir ayuda.
Líneas de ayuda: Investiga y ten a mano números locales de atención en crisis.
Apps de salud mental: Algunas ofrecen chats anónimos y ejercicios de apoyo emocional.